viernes, 12 de noviembre de 2010

La niebla


La sirena del buque sonando lastimeramente señala su presencia a los demás. La niebla es una condición en la que los sentidos se opacan poniéndonos en peligro. Claro que la niebla es un fenómeno natural, el hombre no tiene control sobre ella. ¿Tiene el fumador control sobre sus actos? Durante años su primer pensamiento ha sido el cigarrillo, ha estado pendiente de ellos, de que no le falten. Ha rechazado viajes largos o asistir a reuniones en las que no se puede fumar. El diagnóstico de la dependencia al tabaco fue por primera vez añadido al Manual de Estadísticas y Diagnósticos de los Desórdenes Mentales (DSM-III) elaborado por la Asociación de Psiquiatría Americana en la tercera edición correspondiente al año de 1980, fue cambiado a dependencia nicotínica en la tercera edición revisada (DSM-III-R) publicada en 1987. Desde el reporte del Departamento de Salud de los Estados Unidos en 1988 sobre las consecuencias producidas por el consumo de tabaco y la adicción a la nicotina, se le ha prestado mucha más atención a los aspectos adictivos del consumo de cigarrillos y de otras formas de tabaco. El cambio ofreció una nueva perspectiva al paciente fumador, su problema ya podía ser encarado como una enfermedad; el médico podía ver en él a un paciente y no a un irresponsable que jugaba con su vida. Sin embargo, la práctica diaria ofrece otro panorama. Las campañas de prevención no han logrado su objetivo, cada día se suman a las huestes de los fumadores miles de adolescentes, seducidos por un hábito que aún es tolerado por la sociedad. Decidir dejar el consumo de tabaco es una decisión difícil, sobre todo cuando el propio cerebro pide más nicotina. Una niebla química opaca los sentidos, amenaza las vidas. Todos los estratos de la sociedad deben hacer sonar sus sirenas, poner en aviso a las personas hasta que la niebla se despeje.

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