martes, 11 de febrero de 2014

El cambio cultural de dejar de fumar



El tabaquismo no es el único factor que condiciona el aire que respiramos. Pero sin dudas es uno de los principales protagonistas. En el Día internacional del Aire Puro -celebrado el jueves- festejamos el cambio cultural que hemos logrado los argentinos en los últimos años y les recordamos a todos los que continúan luchando contra esta mortal adicción que dejar de fumar es posible.
Cuando en el año 2004 decidimos junto al legislador Helio Rebot impulsar una medida que generara ambientes libres de humo de tabaco en la Ciudad de Buenos Aires, muchos nos dijeron que estábamos locos.
Sin embargo, en septiembre de 2005 la Legislatura sancionó la Ley 1799 con una amplia mayoría y ocho años después una encuesta realizada por el Estudio de Opinión sobre el Tabaquismo en la Ciudad de Buenos Aires indica que el 92,5% está de acuerdo con que existan lugares libres de humo; mientras que el 53% incluso aprobaría extender la medida a espacios abiertos.
Además de proteger la salud de la población, los ambientes libres de humo de tabaco contribuyen a que el fumador reduzca el consumo de cigarrillos y tome conciencia de que es posible mantener intervalos cada vez más largos de abstinencia. Al tiempo que marca un camino a seguir para los más jóvenes, a quienes muchas veces las tabacaleras buscan incorporar solapadamente como nuevos clientes.
La llegada de la norma sirvió para pacificar ambientes laborales y también reuniones de amigos y familiares en las que muchas veces los fumadores no respetaban a los no fumadores. Hoy el 55% de los porteños invita a las personas que visitan su hogar a fumar al balcón, el patio o la terraza; y el 81,7% no permite que se fume dentro de su auto.
La Ley de la Ciudad sirvió de ejemplo a otras jurisdicciones y en 2011 la Ley Nacional 26687 expandió la prohibición de realizar cualquier tipo de publicidad de productos elaborados con tabaco a través de los medios y extendió la cobertura del tratamiento gratuito a toda la Argentina. Las campañas de prevención porteñas han sido de gran utilidad para que muchas personas dejaran de fumar y agregó advertencias a los paquetes de cigarrillos con imágenes elocuentes de los daños irreversibles que deja el tabaco en la salud. En la Argentina mueren cada año alrededor de 40.000 personas como consecuencia de enfermedades relacionadas con el tabaco, y 6.000 de ellas no fuman. En el mundo más del 40% de los niños tienen al menos un progenitor que fuma, y las personas que pierden la vida por año por estar expuestas al humo ajeno son más de 600.000.
Quien logra dejar de fumar contribuye a que sus seres queridos respiren también un aire más puro.
Como dijo alguna vez Sandro a los jóvenes, tras aclarar que tenía “autoridad suficiente” para hablar sobre el tema: “aléjense de ese veneno”.

PAULA BERTOL DIPUTADA NACIONAL (PRO)

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