sábado, 31 de mayo de 2014

La OMS aseguró que subir el precio de los cigarrillos salvaría millones de vidas

Hoy es el Día Mundial Sin Tabaco. La OMS llamó a aumentar los impuestos. Una suba del 10% disminuiría un 5% el consumo. Y los ingresos fiscales crecerían un 7 por ciento. Seis millones de personas mueren al año por fumar

La Agencia Internacional para la Investigación Sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) reunió en 2011 a 20 expertos para evaluar la voluminosa literatura científica sobre el precio de los cigarrillos. Una de sus conclusiones fue que un aumento del 10% en los impuestos disminuye el consumo de tabaco alrededor de un 4% en los países con ingresos altos y hasta un 6% en los de ingresos bajos y medios.
Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que "aumentar el precio del tabaco incrementando los impuestos es la forma más eficaz de reducir su consumo".
Una opinión central en el tema es la del Banco Mundial, que ha realizado varios estudios en los que no sólo reconoce que aumentar el precio es una medida "muy efectiva", sino que calcula que una suba del 1% en los impuestos provocaría una merma de la demanda del 0,4% en los países desarrollados y de hasta un 0,8% en el resto. Sus cálculos son similares a los de los expertos de la OMS y de más de 100 estudios independientes.
La industria tabacalera asegura que más impuestos perjudicarían la economía. Sin embargo, lejos de afectar la recaudación, el Banco Mundial calcula que los ingresos fiscales crecerían un 7% por cada 10% de aumento de los tributos.
La ONG Campaing For Tobacco Free Kids analizó la relación entre la suba de impuestos, las ventas y la recaudación tributaria en varios países. En Turquía, por ejemplo, el precio de los cigarrillos subió un 195% entre 2005 y 2011, lo que se reflejó en una caída del 15,5% de las ventas y un aumento del 124% de la recaudación fiscal. En México, entre 2009 y 2011 una suba de 7 pesos por paquete arrojó una merma del 30% en las ventas y una suba del 38% en los ingresos estatales.
Más ejemplos: Brasil aumentó el precio promedio un 74% entre 2006 y 2013. Las ventas cayeron un 32% y la recaudación trepó un 48%. Y entre 2008 y 2010, Ucrania engrosó un 120% el costo de los paquetes, lo que se tradujo en un 25% menos de ventas en apenas dos años.
Con más impuestos, el Estado y la sociedad ganan en poco tiempo en sus finanzas y su salud. Es cierto que a largo plazo y de manera muy gradual caería la recaudación. Pero no sólo sobraría el tiempo para reacomodarse, sino que para ese entonces es probable que también disminuya el gasto sanitario.
Al respecto, un reciente estudio del prestigioso Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS)calcula que en Latinoamérica se destinan más de 33 mil millones de dólares al año para tratar los problemas a la salud que provoca el tabaquismo, alrededor del doble de lo que el Estado recauda a través de los impuestos. El ahorro por menos consumo compensaría las pérdidas por la caída de la recaudación.
La industria tabacalera también afirma que una suba del precio haría aumentar el contrabando, una afirmación que varios estudios refutan y que en realidad se trata de una profecía autocumplida.
En enero de 2012 se publicó una investigación que tras repasar más de 100 estudios concluyó, entre otras cosas, que los argumentos sobre los presuntos "efectos económicos perjudiciales son falsos o exagerados".
El contrabando no es una consecuencia directa del precio alto, sino de los controles laxos, la corrupción o la propia vocación evasiva de las tabacaleras. Hay ejemplos muy claros: con 15,50 dólares por paquete de Marlboro BoxNoruega tiene la tarifa más alta del mundo, pero prácticamente no tiene un circuito ilegal, mientras que en Camboya se paga 1,03 dólares por caja, pero el contrabando abunda.
Dentro de Europa, hay un dólar de diferencia entre los cigarrillos en Finlandia (u$s 7,50) e Italia (u$s 6,50), y sin embargo los países escandinavos apenas registran niveles de contrabando. El caso extremo en el Viejo Continente es Albania, donde se paga u$s 1,64, una de las tarifas más baratas del continente, pero tiene uno de los mayores niveles de contrabando.
El propio Banco Mundial dice que una de las causas del contrabando es la situación en los países vecinos, sobre todo en cuanto la corrupción. Por en Latinoamérica Paraguay cumple un rol fundamental en el circuito ilegal. El país es gobernado por Horacio Cartes, un empresario cuyos caballitos de batalla son las dos empresas tabacaleras con las que comenzó su carrera. Sobre sus compañías pesan serias sospechas de que promueven el contrabando. Así lo han afirmado desde el Congreso de Brasil hasta varios municipios de Colombia, donde según el diario El Tiempo un grupo de investigadores holandeses logró documentar una reunión entre un contrabandista y un emisario de su firma Tabacalera del Este.
No es una excepción. En decenas de documentos confidenciales de las tabacaleras que se han hecho públicos se refleja que la industria ha tenido un rol activo en la promoción del contrabando.
Tal el caso de un documento de British American Tobacco (BAT), que presenta un plan quinquenal que contempla, entre otras cosas, la "administración activa y eficaz de las ventas DNP", una sigla que abunda en los memorandos internos de las tabacaleras y que simplifica la expresión "duty not paid", es decir, "impuesto no pagado".
Otro documento calificado como "secreto" registra una reunión entre importantes ejecutivos de Philip Morris y BAT para Latinoamérica en la que reconocen su capacidad de determinar los precios no sólo del mercado legal, sino también del paralelo.
Una táctica muy usada es exportar a países donde no hay mercado para ello -como ocurre en Paraguay, que importa más de lo que consume-. Cuando hay contrabando, las ganancias de las tabacaleras se mantienen intactas o mejoran, porque los precios reducidos estimulan la demanda. También hay estudios que sugieren que se usa el mercado ilegal para posicionar una marca.
En algunos países, como Canadá y Hong Kong, altos ejecutivos de las tabacaleras fueron condenados por sus vínculos con el contrabando. En otros, la industria tuvo que reconocer su participación en el mercado ilegal y pagar una multa para evitar una sentencia más perjudicial, como hizo Philip Morris en Europa ante el tribunal de Bruselas.
Hay más pruebas de que el aumento del costo no estimula el contrabando. En Uruguay hicieron un seguimiento de 1.400 fumadores cada dos años desde 2006. Pese a que en ese período hubo un fuerte endurecimiento de las leyes antitabaco y precio creció casi un 60%, el comercio ilegal decayó.Sucede que cuando sube el precio en el mercado legal, también lo hace en el paralelo.
Otro estudio en el mismo país arrojó que el problema es propio de las ciudades fronterizas y mucho más pequeño que lo que aseguran las tabacaleras.

Todo esto no descarta que un aumento de impuestos pueda generar un mercado paralelo. En todo caso, el problema del contrabando es anterior a los aumentos de precios y la cuestión será combatirlo. Una forma es reduciendo la demanda. Y eso se logra con precios más caros.
Fuente. Juan Parrilla. Infobae
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viernes, 16 de mayo de 2014

¡Chau pucho!: cómo dar el primer paso y ganar años de salud y de vida


Publicado en Susana de Mayo
Por Alejandra Abrodos
El tabaco es la principal causa de muerte evitable en el mundo: cada año, cinco millones de personas pierden su vida de la mano del cigarrillo. Y puede ser peor. Los expertos estiman que para 2030 esta cifra se va a acercar a los ocho millones. La Argentina no es la excepción. En nuestro país el tabaco provoca cerca de 40.000 decesos anuales, en general por cáncer, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Podría pensarse que la gente no sabe que fumar hace mal. Pero ocurre todo lo contrario. Lo revela la última Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adultos (EMTA) de 2012, según la cual el 98,3 por ciento de la población está informado de que fumar tabaco causa enfermedades graves y el 91 por ciento conoce que provoca infartos o ataques cardíacos. Sin embargo, el 22,3 por ciento de los argentinos fuma. La cifra equivale a 6,1 millones de seres humanos que todos los días prenden, al menos, 12,2 cigarrillos. Eso no es todo: la mitad de los habitantes de este inmenso país está expuesta al humo del tabaco ajeno.
¿Se trata de un monstruo de mil cabezas imposible de dominar hasta por el superhéroe más valiente? No. Pero se parece bastante. "El tabaquismo es ni más ni menos que una adicción. En este caso, a la nicotina. Se trata de la adicción más compleja, porque está socialmente aceptada, es legal y de venta libre", subraya el Dr. Daniel Buljubasich, neumonólogo, experto en Tabaquismo y miembro de la Asociación Argentina de Tabacología. "Es una enfermedad de tipo crónica, con recaídas, que ataca y mata, también a los que están expuestos al humo del tabaco. Es una adicción porque modifica las conductas y actitudes de los fumadores", coincide y amplía el Dr. Guillermo Espinosa, médico de Familia, coordinador del Programa de Control de Tabaco del Hospital Italiano.
Uno después del almuerzo y otro antes de dormir. A lo sumo un par más en el fin de semana. O cuando estoy nerviosa. ¿Eso puede considerarse una adicción? "Sí", responde Espinosa sin dudar. "No depende del número de cigarrillos que una persona consuma por día ni durante cuánto tiempo lo haga, depende de una condición física y de que se noten los cambios en la personalidad, las actitudes y la conducta. Uno no nace adicto, se hace". De varias maneras y a través de distintos caminos. De eso está muy segura la Dra. Georgina Alberro, coordinadora de Tabaquismo en la Liga Argentina de lucha contra el Cáncer (Lalcec). "El fumador padece de una cuádruple dependencia: física, psíquica, social y gestual". (Los brazos del monstruo son tan largos que se ha visto a pacientes con oxígeno permanente que se corren la máscara para fumar.)

VETE DE MI



Foto: Corbis

La última EMTA también reúne y difunde buenas noticias. Existe un descenso en la prevalencia del tabaquismo en la Argentina. Según un relevamiento de la Secretaría de Programación para la Prevención de La Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, en 1999 fumaba el 39,8 por ciento de la población; en 2005 la cifra bajaba al 29,7 (Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, ENFR); en 2009, al 27,1 (ENFR), y en 2012, al 22,1 (EMTA). Hay más: en 2012, el 48,6 por ciento de los fumadores hizo un intento de dejar de fumar durante el último año. Esto representa un mayor interés en abandonar el cigarrillo respecto de la ENFR de 2009, cuando el 43,5 por ciento refirió haber realizado un intento.
Los especialistas están convencidos de que las leyes antitabaco están colaborando mucho para desnaturalizar el consumo y se instauró el 31 de mayo como el Día Mundial sin tabaco. "Lo normal no es fumar, sino dejar de fumar", remarca Buljubasich, por si hiciera falta. Mientras tanto, la Ley Nacional de Control de Tabaco, sancionada en 2011, promueve los ambientes 100 por ciento libres de humo, restringe la publicidad, el patrocinio y el auspicio de tabaco y obliga a colocar advertencias sanitarias en productos del tabaco, entre otras medidas saludables. Y se nota. "Un día decidí que quería ser padre y me pareció una buena oportunidad para ‘limpiarme’ y encarar la búsqueda desintoxicado", hace memoria Pablo Tol, hoy de 44. Vaya disparador para decirle adiós al cigarrillo, y uno más que importante. Es que los niños, los fumadores pasivos más desprotegidos, corren serios riesgos de desarrollar enfermedades a causa de la contaminación del ambiente. Ocurre que las más de doscientas sustancias tóxicas que contiene el cigarrillo no se van con una simple ventilación, sino que pueden quedar en suspensión durante días, ya que se adhieren a distintas superficies como sillones, cortinas, alfombras y ropa. Las restricciones actuales son cruciales en este punto. "Ese momento –sigue Pablo– coincidió con la época en que empezaron a proliferar los lugares libres de humo: no podía fumar en el trabajo, ni en un bar, ni en ningún lado", reseña, a casi 11 años de haber dejado de fumar.

¡SI, SE PUEDE!



 
Foto: Corbis

La reincidencia forma parte del ciclo de esta adicción. "Tal vez lo más importante sea comprender que una recaída no es un fracaso sino un volver a empezar pero con mayores conocimientos. Las chances aumentan con los intentos, a mayor número de intentos mayor posibilidad de éxito", alienta Buljubasich. Laura y Pablo le dan la razón. Los dos quisieron dejar de fumar muchas veces. "Probé fumar cada una hora exacta (me ponía un timer), envolver el atado con una hoja y una gomita para anotar cada vez que sacaba un cigarrillo y la razón por la que necesitaba fumarlo, usar boquillas, mascar chicles de nicotina", detalla Pablo. Hasta que un amigo le recomendó la clínica adventista. "La primera reunión a la que asistí me sentí extraño, desubicado. Pero estaba decidido a terminar la semana de tratamiento". Y lo logró. Con la ayuda de las charlas estimulantes, los dos litros de agua, los tres baños al día, las frutas, las verduras y un cómplice inesperado. "Necesitaba recrear la presión del humo en los pulmones así que empecé a inflar globos. Lo inflaba, lo agarraba entre el índice y el anular (como a un pucho) y le daba bocanadas. Lo hacía en bares, en el cine, en la ducha. Sano, natural y sin límites", festeja.
Las alternativas de tratamiento son variadas. El del Hospital Italiano, por ejemplo, empieza con dos o tres entrevistas individuales en las que se realiza el diagnóstico. Continúa con un abordaje cognitivo-conductual que busca desnaturalizar el consumo, en seis encuentros, de una vez por semana, que se desarrollan en forma de taller. Y finaliza con el tratamiento farmacológico, que incluye sustitutos nicotínicos, el antidepresivo Bupropion y la Varenicline, que alivia los síntomas de abstinencia: "Para tener fuerza y enfrentar el duelo de dejar algo que te acompañó durante muchos momentos de tu vida, que llenó vacíos y que tapó cosas que no quisiste ver", avisa Laura. Para eso es fundamental cambiar la rutina. Abandonar los hábitos asociados al cigarrillo, como tomar café o alcohol. "Y si te morís de ganas de fumar, salí a caminar. Rapidísimo, durante media hora o más. Te vas a olvidar del cigarrillo. Y te vas a acordar de vos". Vale la pena intentarlo.H

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